Vive para agradarle

Nuestra mayor preocupación debe ser siempre obedecer y honrar a nuestro Creador.

Vive para agradarle | Génesis 22:6-12

En el libro de Génesis 22:6, encontramos la narrativa de Abraham y su hijo Isaac. La historia relata cómo Abraham, siguiendo las instrucciones de Dios, se dispuso a ofrecer a Isaac como sacrificio. El relato es profundo en su significado y nos ofrece lecciones valiosas sobre la fe y la obediencia. El texto describe cómo Abraham tomó la leña del sacrificio y la colocó sobre Isaac, su hijo. También llevó consigo el fuego y un cuchillo. Juntos, padre e hijo, emprendieron el camino hacia el lugar designado por Dios para el sacrificio.

Durante este viaje, Isaac dirigió a su padre como "padre mío", una expresión que resuena con amor y respeto filial. La conversación entre Abraham e Isaac mientras caminan revela la confianza de Abraham en la provisión divina. Cuando Isaac pregunta acerca del cordero para el sacrificio, Abraham responde con fe, declarando que Dios proveerá el cordero necesario. Al llegar al lugar del sacrificio, Abraham construye un altar y coloca a Isaac sobre la leña preparada. Justo cuando Abraham está a punto de sacrificar a su hijo, un ángel del Señor interviene, deteniendo la acción.

La historia de Abraham y su disposición para sacrificar a su hijo nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia fe y obediencia. Nos recuerda que a veces, el camino de la fe puede ser difícil y desconcertante, pero cuando confiamos en Dios, él proveerá y nos guiará. Aunque pueda haber momentos en los que nuestras elecciones no sean comprendidas o apreciadas por otros, nuestra mayor preocupación debe ser siempre obedecer y honrar a nuestro Creador.

Es común encontrarse con personas que cuestionan nuestro estilo de vida o nuestras decisiones, pero es importante entender que no vivimos para obtener la aprobación de los demás. Abraham, en su relación con Dios, no buscaba la aprobación de sus vecinos o familiares; él estaba centrado en agradar a Dios, consciente de que esa era su principal misión. Aunque vivir para agradar a Dios puede no ser fácil, es el camino más gratificante que podemos tomar en la vida. Sin embargo, debemos estar preparados para enfrentar críticas y rechazo de aquellos que no comparten nuestra fe o nuestro enfoque de vida.

La historia de Abraham y su disposición para sacrificar a su hijo Isaac nos enseña que aquellos que buscan agradar a Dios serán aprobados en las pruebas. A lo largo de su vida, Abraham enfrentó numerosas pruebas, pero su fe y obediencia lo llevaron a ser bendecido y aprobado por Dios. Cuando Dios nos prueba, no es porque duda de nuestro amor por Él, sino para fortalecer nuestra fe y nuestra relación con Él. A veces, Dios nos pide sacrificar cosas que consideramos preciosas, pero siempre lo hace con un propósito mayor en mente. Es importante examinar nuestras vidas y preguntarnos: ¿Cuánto amamos a Dios? ¿Estamos dispuestos a dejarlo todo por Él?

A menudo, encontramos que aunque Dios ha limpiado nuestros pecados y vicios, aún hay cosas en nuestra vida que ocupan el lugar que le pertenece solo a Él. Debemos recordar que solo Dios merece nuestro amor y devoción incondicional.

En las relaciones humanas, es común que nos preguntemos cuánto nos aman nuestros seres queridos y qué están dispuestos a hacer por nosotros. La pregunta clásica de "¿Cuánto me amas?" puede abrir un diálogo sobre el compromiso y la dedicación en la relación. Sin embargo, cuando trasladamos esta pregunta al ámbito espiritual, el panorama cambia. Imaginemos a Dios haciéndonos esa pregunta: "¿Cuánto estás dispuesto a dejar por amarme a mí?" Esto nos lleva al relato bíblico de Abraham, quien después de muchos días de disfrutar la bendición de su hijo Isaac, se enfrenta a una prueba desgarradora cuando Dios le pide sacrificar a su hijo. La prueba de Abraham nos recuerda que la vida cristiana está llena de desafíos y pruebas. A veces, estas pruebas pueden estar relacionadas con nuestras finanzas, nuestra salud, nuestras relaciones o nuestras aspiraciones personales. Pero independientemente de la naturaleza de la prueba, Dios está interesado en saber si realmente lo amamos y confiamos en Él.

Cuando enfrentamos pruebas en nuestra vida, debemos recordar las palabras de Abraham: "Dios proveerá". A pesar de la aparente falta de un cordero para el sacrificio, Abraham creyó que Dios proveería de alguna manera. Por lo tanto, cuando nos enfrentemos a pruebas en nuestra vida, recordemos que Dios está interesado en nuestro corazón y nuestra fe. Él está siempre dispuesto a proveer y cuidar de nosotros, incluso en los momentos más difíciles. Levantemos nuestras manos al cielo y proclamemos con fe: "Dios proveerá".

Aunque Isaac, al subir la montaña con su padre, podría haber cuestionado la aparente falta de un cordero para el sacrificio, optó por confiar en las palabras de su padre y en la promesa de Dios de proveer. Isaac, a pesar de sus dudas, mostró una obediencia inquebrantable al acompañar a su padre y cargar la leña para el sacrificio. Aunque podría haber planteado preguntas y sugerencias sobre la logística del sacrificio, decidió confiar en la voluntad de Dios y en la dirección de su padre.

Como señala la carta de Santiago en el Nuevo Testamento, la fe de Abraham se perfeccionó por sus obras. Su disposición para sacrificar a su hijo sobre el altar demostró su total confianza en Dios y su compromiso con obedecer su voluntad, incluso en las circunstancias más difíciles. La relación de Abraham con Dios, que culmina en su llamado como "amigo de Dios", nos muestra que todos podemos ser amigos de Dios si actuamos con fe y obediencia. No importa cuán insignificantes nos sintamos, si activamos nuestra fe y demostramos nuestra confianza en Dios a través de nuestras obras, podemos acercarnos a él y ser considerados como sus amigos.

Al demostrar nuestra fe a través de nuestras acciones, podemos fortalecer nuestra relación con Dios y ser reconocidos como sus amigos y compañeros en la obra del reino.

Hemos aconsejado públicamente sobre la importancia de mantener límites claros en las relaciones interpersonales, especialmente entre hombres y mujeres casados. Es crucial comprender que cuando Dios nos otorga una pareja, es difícil justificar tener una "amistad" cercana con alguien que no sea nuestra esposa. La idea de una "amiga" fuera del matrimonio puede conducir a malentendidos, y en muchos casos, puede erosionar la confianza en el matrimonio y descuidar las responsabilidades del hogar y la familia.

Es esencial recordar que podemos ser amigos de Dios, pero nuestra amistad con Él no debe confundirse con relaciones íntimas con personas que no sean nuestras esposas. Al mostrar nuestra fe a través de nuestras acciones y demostrar una dependencia diaria en Dios, podemos demostrarle a Él cuánto lo amamos y ser considerados como sus amigos. Una forma práctica de demostrar nuestra fe y nuestra dependencia en Dios es asistir regularmente a la congregación. Aunque algunos puedan justificar la falta de asistencia debido a horarios ocupados u otras razones, es importante recordar que nuestra relación con Dios requiere una dedicación constante y una muestra de compromiso.

Si Dios nos pusiera a prueba para ver si realmente lo amamos, ¿estaríamos dispuestos a comprometernos y demostrar nuestra fe?

Miércoles 15 de mayo de 2024 | Predicación # 926

Anterior Siguiente