Congreso Mujeres Extraordinarias | Finanzas

¡Wow! ¿No es maravilloso el poder de Dios? Me siento profundamente honrada y agradecida por ser invitada.

Quiero expresar mi gratitud a la congregación por brindarme la oportunidad de hablar sobre un tema que considero de suma importancia para todas nosotras. Somos mujeres fuertes, victoriosas, guerreras y conquistadoras. A pesar de afirmar con convicción que somos mujeres que lo podemos todo, en ocasiones nuestra realidad nos hace sentir lo contrario. Nos abruman las preocupaciones, las malas noticias y las limitaciones que enfrentamos en nuestras vidas en este momento. A menudo sentimos que nos falta la capacidad para conquistar nuestras propias tierras prometidas porque carecemos de las herramientas necesarias.

Es crucial entender cómo nos ve Dios y cómo desea que administremos sabiamente nuestros recursos financieros. Muchas de nosotras, en algún momento, hemos dejado de avanzar hacia nuestras metas por creer que nos falta el dinero necesario. Hace unos años, me embarqué en un emprendimiento por pura necesidad. Me encontraba en una situación de quiebra financiera, con cero ahorros y grandes deudas. Aunque externamente lucía bien, vestida para la iglesia y alabando a Dios, en realidad me encontraba en una situación desesperada.

Es posible que algunas de ustedes se identifiquen con esta situación. Quiero transmitirles un mensaje de esperanza basado en una historia que encontré en la Biblia: 2 Reyes 4:1-7. En esta historia, una viuda endeudada busca ayuda de Eliseo, el profeta. Una parte importante de esta historia es cuando la mujer, siguiendo el consejo del profeta, comienza a llenar vasijas vacías con aceite. Cuando todas las vasijas están llenas, el aceite deja de fluir. Sin embargo, el profeta le indica que venda el aceite y con el dinero obtenido pague sus deudas y viva con el remanente. Quizás no todas estemos endeudadas, pero todas necesitamos aplicar principios de administración financiera en nuestras vidas. Si no tenemos ahorros, debemos comenzar a conquistar el territorio de la mayordomía financiera, porque todas tenemos esa capacidad.

El primer paso hacia unas finanzas saludables es buscar la dirección de Dios. En lugar de buscar consejos en el banco o en amigos, debemos buscar sabiduría divina. Para las mujeres casadas, esto también implica consultar y obtener la aprobación de sus esposos.

El segundo punto clave es ser diligentes. Debemos identificar nuestras habilidades y talentos, y buscar oportunidades para ponerlos en práctica de manera rentable. En lugar de repetir negativamente "no hay dinero", debemos ser proactivas y buscar soluciones.

El tercer punto es entrar en intimidad y oración con Dios en familia. Debemos compartir nuestras metas financieras con nuestros seres queridos y trabajar juntos para alcanzarlas. Una identidad financiera compartida fortalece el camino hacia la prosperidad. No esperemos condiciones perfectas para empezar, sino que debemos trabajar con lo que ya tenemos. Agradezcamos por lo que tenemos en lugar de quejarnos por lo que nos falta. El agradecimiento atrae la abundancia, mientras que la queja atrae la escasez. Recuerden, como hijas de Dios, lo tenemos todo. No necesitamos más, solo debemos abrirnos a las sorpresas que Dios tiene preparadas para nosotros.